domingo, 22 de abril de 2012

CARA Y CUERPO ESPEJO DE EMOCIONES (LA MENTIRA,COMO VERLA?


• Ten cuidado cómo y cuándo usas estas técnicas con tus amigos. Si siempre estás buscando mentiras, probablemente te quedarás sin ellos.

Cómo manejar los propios errores


Si a menudo te criticas por cometer errores, te sientes culpable o te afectan demasiado hasta el punto de llegar incluso a impedirte intentar ciertas cosas por miedo a equivocarte, entonces posiblemente necesitas aprender a manejar mejor tus errores o a cambiar la percepción que tienes de ellos.
Los errores forman parte del proceso de aprendizaje. Nos acercamos cada vez más a la actuación adecuada conforme vamos aprendiendo de nuestros errores, pues nos van aportando la información necesaria para seguir la dirección correcta. Cada error te dice lo que necesitas corregir.
Las personas que tienen miedo de cometer errores tienen problemas para aprender cosas nuevas o para cambiar. Por ejemplo, no cambiarás un trabajo aburrido por otro mejor porque implica retos nuevos y habilidades nuevas que deberás aprender. Ni aprenderás ese deporte que tanto te atrae porque sabes que deberás ser un "torpe novato" antes de dominarlo.
Por tanto, el primer paso para dejar de tener miedo a los errores consiste en verlos como una parte normal y necesaria del proceso de aprendizaje y un modo de adquirir conocimientos e información.
Los errores como señales de advertencia
Los errores son también señales de advertencia que, si los tienes en cuenta, pueden servirte para evitar errores mayores. Un par de pequeños errores consecutivos en el trabajo puede estar indicándote que hay algo que mantiene tu mente descentrada y que necesitas concentrarte más si no quieres cometer un error más grave.Discutir con tu pareja en varias ocasiones por algo sin importancia puede indicarte que tenéis algún problema subyacente más importante del que necesitáis hablar. Pero para darte cuenta de todo esto has de tener la humildad suficiente como para reconocer que cometes errores y desear aprender de ellos. Si eres de las personas que se niegan a admitir sus propios errores, jamás sacarás nada bueno de ellos.
Redefinir los errores
Un error es algo que has hecho y de lo que, después, te has arrepentido. Puede ser un instante después, varios días o incluso varios años después. Lo fundamental es que te arrepientes cuando ya ha sucedido y has visto que su resultado ha sido negativo.
Una vez que vemos el resultado negativo de una acción, es fácil ver que no era la acción correcta. Entonces muchas personas se castigan a sí mismas por haber hecho esa "estupidez con consecuencias tan desagradables".
Sin embargo, cuando realizaste esa acción no sabías lo mismo que supiste más tarde, no tenías la misma información, las circunstancias tampoco eran las mismas y no podías predecir que iba a tener un resultado negativo. Aún así, con frecuencia olvidamos esto y actuamos como si tuviéramos que ser adivinos y nos castigamos por no haber leído el futuro, por no haber visto esas consecuencias negativas de nuestros actos.
Pero lo cierto es que si antes de cometer el error hubieras sabido lo que sabes después de cometerlo, habrías hecho algo muy diferente. Cuando realizas una acción, estás haciendo lo que parece más razonable en ese momento, en base a la información de que dispones entonces (no en base a la información que tendrás en el futuro, pues eso no es posible). ¿Por qué entonces criticarte y castigarte pensando que deberías haber hecho otra cosa? No tiene sentido sentirse culpable por haber hecho lo que creíste mejor en ese momento.
Cómo ser más consciente de las consecuencias que puede tener una acción
Para cometer menos errores, has de empezar por tener una mayor conciencia de las posibles consecuencias de tus acciones. Para lograr esto, puedes hacerte las siguientes preguntas:
  • ¿He vivido alguna situación similar a esta en el pasado?
  • ¿Cuáles pueden ser las consecuencias negativas de esta acción tanto a corto como a largo plazo?
  • Teniendo en cuenta lo que espero conseguir, ¿valen la pena estas consecuencias?
  • ¿Puedo hacer algo diferente que tenga menos consecuencias negativas y me permita alcanzar la misma meta deseada?

Cómo las emociones te pueden enfermar



A veces, una persona se siente físicamente mal sin un motivo aparente. Tal vez se trata de cansancio, dolores de cabeza, problemas digestivos o cualquier otro síntoma que le impide estar bien y que parece arrastrar día tras día sin que desaparezca.
Mucho más a menudo de lo que creemos, los síntomas físicos y enfermedades tienen su origen en nuestras emociones. Eso no significa que no sean reales o estén solo en nuestra mente. Significa que tus emociones pueden llegar a enfermarte.
Existe un pequeño truco que nos puede ayudar en muchos casos a determinar si una enfermedad o síntoma tiene un origen psicológico. Imagina, por ejemplo, que tienes contracturas o dolores de cabeza. Cuando es de origen físico (por ejemplo, una contractura tras un esfuerzo físico excesivo), el dolor sigue un curso similar al de una enfermedad aguda típica o alguna herida: el cuerpo reacciona y comienza la curación de inmediato, de modo que vas mejorando día tras día hasta que el problema desaparece por completo en poco tiempo. Sin embargo, cuando es de origen emocional, sigue estando ahí hagas lo que hagas. Tu cuerpo intenta curarse pero no lo consigue, porque la causa sigue presente, dentro de ti, en tu propia mente. Y mientras no vayas directamente a esa causa, no lograrás hacer desaparecer los síntomas.
El estrés
Cuando nos enfrentamos a algún tipo de presión, tanto externa como interna, nuestro cuerpo reacciona con la respuesta de estrés. Por ejemplo, empiezas un nuevo trabajo donde tu jefe te trata con desprecio. Ante una situación como esta, sientes una tensión que se produce tanto a nivel emocional como físico.
A nivel psicológico o emocional aparece un estado de preocupación o ansiedad, irritabilidad, ira, problemas para dormir, tristeza, cansancio o problemas para concentrarse. A nivel físico puede producirse un aumento de la frecuencia cardiaca, problemas digestivos, mareos, contracturas, dolor de cabeza o espalda, sensación de falta de aire, sudoración o dolor de cabeza.
El estrés puede ser debido a ciertas circunstancias externas. Por ejemplo, problemas laborales, acoso en el trabajo, relaciones de pareja tormentosas, etc. Pero la forma en que reaccionas ante estas circunstancias es la que, en última instancia, determina cómo vas a sentirte. Por este motivo, lo que pienses y hagas ante una situación estresante es muy importante.
En otros casos, es el propio modo de ser de una persona el que la lleva a estar preocupada por prácticamente todo y reaccionar continuamente con miedo y estrés ante cualquier contratiempo, imprevisto o problema, por pequeño que sea. No es raro que estas personas tengan síntomas crónicos, como dolores de cabeza, migrañas, hipertensión, contracturas, fatiga crónica o incluso enfermedad cardiaca.
¿Cómo el estrés llega a enfermar a una persona?
Los síntomas descritos se producen porque, ante una situación de estrés, nuestro cuerpo se prepara automáticamente para luchar o para huir. Se liberan unas hormonas (las hormonas del estrés) que dan lugar a una serie de cambios fisiológicos:
  • Para huir o luchar es necesario que los músculos se tensen, de ahí que las contracturas y problemas musculares sean tan típicos en personas estresadas.
  • El corazón late más deprisa para llevar más sangre y oxígeno a los músculos que van a necesitarla para huir o luchar, y la respiración se acelera.
  • Nuestro cuerpo considera que debe enviar la mayoría de sus recursos a los órganos que más lo necesitan en ese momento (los encargados de la lucha o huida), de manera que hace que las funciones menos necesarias en ese momento se vuelvan más lentas. Esto es lo que sucede con la digestión. Si sientes miedo, las contracciones y secreciones del duodeno y el estómago se inhiben, mientras que si sientes ira, se aceleran.
  • El sistema inmunitario también se ve inhibido por el mismo motivo (la energía hace más falta en otros órganos).
Esta es una respuesta diseñada para funcionar a corto plazo, que nos permite afrontar de manera más efectiva una amenaza inmediata. El problema aparece cuando el estrés se hace crónico, y esta respuesta se prolonga en exceso. Cuando esos cambios fisiológicos se prolongan en exceso pueden acabar causando daño y enfermedad.
Por ejemplo:
  • El estrés hace que aumente la densidad de la sangre, y esto puede aumentar la probabilidad de formación de coágulos.
  • Al estar disminuida la respuesta inmunitaria, aumenta la probabilidad de padecer infecciones.
  • Cuando aparece una célula cancerosa, un sistema inmunitario sano la destruye. Si este sistema está inhibido por el estrés, la probabilidad de cáncer es mayor.
  • Al estar afectado el aparato digestivo por el estrés, pueden aparecer dolor abdominal, estreñimiento, diarrea, acidez de estómago, úlcera, etc.
  • El estrés puede hacer que la probabilidad de abortar aumente en un 50%.
  • Los síntomas similares a las alergias que padecen algunos trabajadores de oficina (asma, dolor de cabeza, eczema, sinusitis) y que se ha dado en llamar síndrome del edificio enfermo, puede ser en realidad una consecuencia del estrés.
  • El dolor de cabeza es un síntoma muy típico asociado al estrés. Es un dolor producido por tensión muscular. Hay personas que tienen una predisposición biológica a convertir el estrés en tensión muscular.
  • El estrés puede ser también el causante de la migraña, aunque en este caso, el dolor aparece una vez que la causa de estrés ha desaparecido.

El pensamiento como generador de emociones


¿Por qué sientes lo que sientes? ¿Cómo puedes manejar tus emociones cuando son negativas, desagradables o demasiado intensas? Si sabes que tu pensamiento es un generador de emociones y conoces sus mecanismos, tendrás una poderosa herramienta para manejarlas.
Las emociones humanas no son algo tan simple como para que podamos darles una explicación sencilla cuando nos preguntamos por su origen. Pero sí es cierto que existe un factor muy importante (aunque no sea el único) a tener en cuenta cuando te preguntas de dónde proceden tus emociones: se trata de tu propio pensamiento.
No existe una realidad objetiva que podamos percibir todos de la misma manera, sino que percibimos el mundo a través de un filtro formado por nuestros sentidos y nuestras interpretaciones. Si alguien te mira con el ceño fruncido puedes pensar que tiene algo contra ti e interpretar esa mirada como hostil. Pero tal vez lo que sucede es que esa persona está enfadada por algo que está pensando y que nada tiene que ver contigo. Tú has observado un suceso o acontecimiento (alguien te mira con el ceño fruncido), luego has usado tu pensamiento para hacer una interpretación y, finalmente, has llegado a una conclusión.
Pero aún hay más. Esa conclusión a la que llegas trae emparejada una emoción que variará en función de lo que pienses. Por ejemplo, puedes pensar:
  1. Tiene algo contra mí, tal vez le he hecho algo que no recuerdo, creo que quiere hacerme daño y además es más fuerte que yo. En este caso es muy probable que la emoción que generen estos pensamientos sea miedo.
  2. Tiene algo contra mí, tal vez le he hecho algo que no recuerdo y ahora quiere hacerme daño, así que si me busca me va a encontrar, yo soy más fuerte. En ese caso la emoción generada será de hostilidad.
  3. No sé por qué me mira así, parece enfadado conmigo, esperaré a ver qué pasa. En este caso se produce un sentimiento de ligera preocupación y la persona se pone en guardia sin alarmarse demasiado.
  4. Parece que me mira enfadado, pero no lo conozco, no hay motivos para que esté enfadado conmigo, tal vez simplemente está enfadado y tiene así el ceño todo el rato. En este caso, la emoción generada es más bien de curiosidad.
Como ves, el mismo suceso puede dar lugar a emociones muy diferentes según tu interpretación de lo sucedido. Por eso es tan importante saber usar bien el pensamiento y ser realista a la hora de hacer interpretaciones de la realidad, tratando de usar un pensamiento lógico, libre de errores de pensamiento y constructivo. Para hacerlo, a veces debemoscuestionar nuestras propias interpretaciones de lo sucedido, sometiéndolas a debate.
¿Cómo puedes saber cuándo estás cometiendo errores de pensamiento?
Esta respuesta es fácil: siempre que sientas emociones negativas especialmente intensas, existe una probabilidad muy alta de que estés pensando erróneamente y llegando a conclusiones falsas, poco realistas o exageradas. Esto no significa que siempre que te sientas mal, estás equivocándote. Las emociones negativas son normales y sanas, pues nos avisan de lo que va mal. Por ejemplo, puedes estar preocupado por algo de un modo totalmente realista. Pero si en vez de sentir preocupación sientes ansiedad (con temblores, taquicardia, sudoración, problemas para respirar, etc.) entonces sí es muy probable que estés pensando erróneamente… A no ser que te sientas así porque tienes un enorme tigre de Bengala en tú salón, lo cual no suele ser muy habitual.

¿Qué es la estabilidad emocional?


La estabilidad emocional es uno de los cinco grandes factores de personalidad y es lo opuesto a lo que suele llamarse neuroticismo o inestabilidad emocional.
El estudio de la personalidad consiste en estudiar las diferencias individuales. Por lo general suele recurrirse al modelo de los cinco factores de personalidad. Según este modelo, se considera que la personalidad se divide en cinco componentes principales que son los que mejor definen a una persona y describen sus diferencias respecto a los demás. Estos cinco factores son estabilidad emocional (o neuroticismo), extroversión, apertura, responsabilidad y amabilidad.
La psicología establece una diferencia entre temperamento y personalidad. El temperamento es aquella parte de nuestra personalidad que es heredada o que tiene un origen biológico, estando presente desde el nacimiento. La personalidad, en cambio, es el resultado de la interacción entre temperamento e influencia ambiental. Es decir, el temperamento puede ser modificado por las experiencias y aprendizajes que una persona vive.
La estabilidad emocional es uno de los factores de personalidad más importantes. Explica la tendencia de algunas personas a ser más vulnerables a problemas de depresión y ansiedad cuando se encuentra con situaciones estresantes y se ha relacionado con una mayor o menor satisfacción en las diversas áreas de la vida así como con la capacidad de manejar la propia vida en general.
La mayoría de las personas suelen situarse en un nivel intermedio en un continuo que va desde una alta estabilidad emocional hasta un alto grado de neuroticismo o inestabilidad emocional.
Aunque el grado de estabilidad emocional de una persona suele mantenerse constante a lo largo del tiempo, no es raro que haya etapas de mayor o menor estabilidad, en función de las experiencias vividas y el estrés al que una persona se encuentre sometida.
Alta estabilidad emocional
Las personas con una alta estabilidad emocional tienen un mayor control de sus emociones y no se ven afectadas con facilidad por los problemas o reveses de la vida. Sus emociones son más estables, no presentan síntomas neuróticos ni hipocondríacos, tienen un enfoque realista de la vida, son pacientes, tranquilas, perseverantes y confiables. Son personas emocionalmente maduras y estables, con una buena capacidad para manejar sus emociones y planear su vida, resistir sus impulsos y funcionar de una manera flexible y a la vez controlada. Saben afrontar la realidad sin huir de ella.
Aunque puedan sentirse mal de vez en cuando, por lo general suelen estar libre de emociones negativas persistentes. Cuando experimentan un nivel deestrés considerable y, por tanto, emociones negativas más intensas, son también capaces de controlarlas sin dejarse llevar por ellas y reponerse con facilidad, dejando atrás el pasado.
Las personas con alta estabilidad emocional toleran bien el estrés de la vida, los problemas y dificultades sin sentirse especialmente ansiosas, tensas, enfadas, tristes o indefensas, siendo capaces de mantener la compostura en estas situaciones.
Baja estabilidad emocional (neuroticismo)
La persona con una baja estabilidad emocional tolera muy mal la frustración o el estrés. No es capaz de funcionar bien cuando las condiciones de su vida no son totalmente satisfactorias y ante los reveses, dificultades, imprevistos o frustraciones de la vida diaria reacciona con inestabilidad e intensas emociones negativas, como ansiedad, tristeza, ira, culpa, etc. Es una persona inmadura, preocupada, impulsiva, descuidada, impaciente, ansiosa y poco digna de confianza.
Se trata de personas volubles, que intentan evadir y negar la realidad y presentan síntomas neuróticos como fobias, problemas de ansiedad, alteraciones del sueño, quejas somáticas, etc. Son inestables en sus actitudes e intereses, se ven fácilmente turbadas y tienden a darse por vencidas con facilidad. Pueden tener miedos irracionales, sienten emociones negativas con frecuencia, guardan resentimiento hacia los demás, no olvidan con facilidad los sucesos negativos y se ven afectadas por ellos en gran medida. Estas personas suelen tener dificultades para adaptare a la vida en sus diversos aspectos; les cuesta afrontar el estrés,tomar decisiones o resolver problemas, pues se sienten abrumadas por ellos con facilidad.
Las personas emocionalmente inestables tienen una mayor probabilidad de ver las situaciones ordinarias como amenazantes y las pequeñas frustraciones de la vida diaria las interpretan como terriblemente difíciles, irresolubles o catastróficas. Sus reacciones emocionales negativas tienden a persistir durante mucho tiempo, lo que significan que experimentan dichas emociones gran parte del tiempo.
Estabilidad emocional y felicidad
Aunque en el pasado se pensaba que la extraversión estaba más relacionada con la felicidad y la satisfacción en la vida, se ha visto que, en realidad, el nivel de extravesión/introvesión de una persona no es tan importante en este sentido como lo es el nivel de estabilidad emocional. Las personas con una mayor estabilidad emocional son más felices y se sienten más satisfechas con sus vidas en general.

Desarrollar tu potencial

Todos tenemos una misión en la vida: perfeccionarnos y ser felices. Para alcanzar esta 
meta poseemos la capacidad de escoger entre muchas alternativas que nos lleven a eso que deseamos. A lo largo de toda nuestra vida no hemos dejado de elegir. Al ser los únicos en la creación con esta capacidad de elección nos sugiere que tenemos también un propósito; algo importante, fundamental y trascendente como objetivo. Cada uno de nosotros tiene uno o varios talentos y a cada uno le corresponde hacer una introspección para averiguar cuales son sus deseos y sus capacidades para desarrollarlas.

A lo largo de nuestra vida hemos estado aprendiendo, evolucionando, progresando y el hecho de llegar a ser adultos no detiene este proceso. No importa la edad siempre es posible cambiar y aprender nuevos comportamientos, manejar nuevos pensamientos y sentimientos que nos beneficien. Si crees que porque ya eres un adulto ya no tienes que aprender más ni voy a evolucionar más estás equivocado. Muchos se creen ya hechos y terminados como están. Estamos rodeados de todo tipo de cosas maravillosas que podemos obtener, de actividades que hacer y de novedades que aprender, lo único que necesitamos es en primer lugar estar conscientes de qué quieres lograr en la etapa de la vida en la que estás. Una vez que te das cuenta cuál es tu estado presente y sobre todo cuando notas que este estado es insuficiente para ti, entonces podrás dar el paso para un estado deseado.

Para dar ese paso al estado deseado necesitas de algún recurso. Así como si quieres ir a la playa, pues necesitarás cambiar de este estado presente de estar en la ciudad y moverte para llegar a la playa. El primer paso es desear ir a la playa y después buscar los recursos necesarios para lograrlo. En este caso los recursos pueden ser la organización, la manera y el momento para ir a la playa. Por supuesto que son necesarios ciertos recursos materiales para poder llegar pero también se requiere tener una motivación para lograrlo. Si la playa no te motiva, pues no moverás ni un dedo para llegar allá. Es por ello que la motivación es una parte importante del proceso para lograr tu objetivo.

Una vez que tengas la motivación podrás actuar. La acción es la última parte del proceso para llegar al estado deseado. Inconscientemente así hemos funcionado para lograr cualquier cosa. De ahora en adelante puedes ser más consciente de donde te encuentras y a donde quieres ir. Todo proceso conlleva algún tiempo y pasos a seguir. Sobre todo se necesita mandar los mensajes correctos a la mente para que los lleve a cabo. Si piensas, en el caso de querer ir a la playa, que probablemente vaya a llover, que es posible que el carro se descomponga o que es muy pesado el camino probablemente no hagas nada, ya que esos pensamientos sólo sirven para boicotear tu propósito.

Esos pensamientos te frenarán y en vez de motivarte, estarás desmotivado. Sin motivación no hay energía y te quedarás donde estás. Lo más importante es darte cuenta donde estás en este momento y cómo te sientes. ¿Estás satisfecho contigo mismo, estás contento como estás? O ¿hay algo que quieres hacer o cambiar? Quizá hablamos de ser más paciente, más organizado, más comunicativo. Con honestidad date cuenta cómo te sientes hoy.



Hay un ejercicio que puedes hacer para ayudarte con técnicas de Programación Neurolingüística (PNL) para lograr estos cambios con relativa rapidez. Es enseñarle a tu mente lo que deseas y cómo lo puedes lograr.

Te recomiendo que pongas dos papeles en el piso y que uno sea tu estado presente y el otro tu estado deseado. En el estado presente siente tu falta de paciencia u organización, o aquello que no te agrada. Ahora da un paso al estado deseado. ¿Cómo serías con más paciencia y con más organización? ¿De qué manera cambian tus sentimientos? Si te sientes mejor en tu estado deseado, regresa al estado presente. Desde ahí piensa qué necesitas para lograr ese estado deseado. Necesitas recursos, ¿cuales serían estos recursos? Por recursos nos referimos a tolerancia, comprensión, disciplina, amabilidad, flexibilidad, entre otros. Busca a ver cual recurso necesitas para que te ayude para trasladarte del estado presente al estado deseado. Visualiza cómo serás con tu recurso en el futuro y verifica si eso te motiva. Si te motiva y estás a gusto con esa visión de ti mismo, da el paso y métete en el estado deseado con tu recurso en mente. Vive la experiencia como si fuera hoy.

Es un esfuerzo que vale la pena. Y verás lo sencillo que es enseñarle a la mente lo que uno quiere. Este ejercicio lo puedes repetir todas las veces que quieras hasta que tu mente ceda. Toma tu tiempo para realizarlo, visualiza y medita bien las cosas para conseguir mejores efectos. Muchas veces por programas anteriores tenemos interferencias que sin darnos cuenta, nos boicotean.

Por último verifica la ecología de tu cambio. Verifica que nadie sea afectado negativamente por tu cambio. Asegúrate que el cambio que quieres hacer sea bueno para ti y bueno para las personas que te rodean.

¿BUENA SUERTE?,¿MALA SUERTE

Una historia china habla de un anciano labrador que tenía un viejo caballo para
cultivar sus campos. Un día el caballo escapó hacia las montañas.
Cuando los vecinos del anciano se acercaron para condolecerse con él y
lamentar su desgracia el labrador expresó:
¿Buena suerte?, ¿Mala suerte?, ¿Quién sabe?...

Una semana después el caballo volvió de las montañas trayendo una
manada de caballos salvajes. Entonces los vecinos felicitaron al labrador por
su buena suerte. Este les respondió: ¿Buena suerte?, ¿Mala suerte?, ¿Quién sabe?...

Cuando el hijo del labrador intentó domar uno de aquellos caballos salvajes,
cayó y se rompió una pierna. Todo el mundo consideró ésto como una desgracia.
No así el labrador, quien se limitó a decir:
¿Buena suerte?, ¿Mala suerte?, ¿Quién sabe?...

Una semana mas tarde, el ejército entró en el pueblo y fueron reclutados
todos los jóvenes que se encontraban en buenas condiciones.
Cuando vieron al hijo del Labrador con la pierna rota, lo dejaron tranquilo.
¿Había sido Buena suerte?, ¿Mala suerte?, ¿Quién sabe?...

El sabio labrador solo expresó: Todo lo que a primera vista parece un
contratiempo puede ser realmente benigno.

Así, pues será postura sabia que dejemos a Dios decidir lo que es buena o
mala suerte, y le agradezcamos que todas las cosas se conviertan en bien.

sábado, 21 de abril de 2012

El poder del querer


Hay una frase muy famosa que dice “Querer es poder” y otra que dice “Cuando hay voluntad para hacer algo, se encuentra la manera”
El éxito viene de adentro hacia afuera no de afuera hacia dentro. En otras palabras, las cosas externas sólo son un reflejo de las internas.
Si algo deseas para tu vida lo primero que debes hacer es empezar a crear las imágenes de lo que quieres en tu imaginación. Además es necesario tener una actitud positiva y una mentalidad de ganador. Puedes empezar a desarrollar estas cualidades repitiendo frases positivas como por ejemplo la famosa frase del psicólogo francés Émile Coué de Châtaigneraie

Todos los días, en todos los aspectos, estoy mejorando y mejorando
También empieza a repetir frases positivas de aquello que deseas que se manifieste en tu vida. Y verás que cuando tomes esa actitud de “sí se puede”, las cosas irán cambiando poco a poco a tu favor.
Tal vez puedes ponerte a pensar que muchas veces no se puede tener todo lo que se quiere. Pero de una cosa tienes que estar seguro; que para alcanzar tus objetivos tienes primero que plantar la semilla de “deseo”.

Digamos que te gustan los carros, siempre que piensas en carros te viene a la mente un camaro o un mustang de esos convertibles, y cuando pasas por una de esas agencias de carros te pones a fantasear qué divertido sería tener uno de ellos y poder ir de paseo por la autopista uno de la ciudad de Santa Monica y Malibu, California. Talvez empieces a fantasear que vas en el descapotado escuchando tu musica favorita, con tus amigos, con tu novia o con tu esposa e hijos, respirando esa brisa fresca del mar. Si continuamente piensas en un escenario como éste es muy probable que llegues a encontrar la manera de ser el dueño de un carro de éstos en un futuro no muy lejano.
¿No crees que sería maravilloso que un simple deseo del pensamiento te llevara a ser el dueño de lo que quieres? ¿Que te llevara de esa escena de fantasía a la realidad? Pero se necesita más que un vago y simple deseo, se requiere de un deseo ardiente, definido y substancial. Ese querer será la llave que encenderá el motor para que llegues a superarse

Ahora o nunca


La nostalgia es una sensación agridulce… y equívoca. Nos transmite sutilmente la idea de que cualquier tiempo pasado fue mejor (Jorge Manrique). Consigue que olvidemos los malos momentos de antaño para envolver el ayer en una neblina suave de felicidad perdida.
Por otro lado nos aferramos a la esperanza, confiados en que el futuro nos deparará instantes de mayor felicidad que la actual. Muy frecuentemente hilvanamos, tejemos y llenamos el futuro de proyectos que en su mayoría no verán la luz. Creemos que si conseguímos ésto o aquello seremos más felices y ahogaremos la insatisfacción presente.
Tanto nostalgia como esperanza (en el sentido antes mencionado) son falacias. Y nos distraen. El ayer ya pasó, y lo mejor que podemos extraer de él es la experiencia de los errores cometidos (aunque probablemente volveremos a cometerlos). El futuro no nos pertenece. Ni siquiera sabemos si mañana nos contaremos aun entre los vivos.
Por tanto, lo inteligente es disfrutar el presente, el instante. Saborear lo que tengo, lo que soy, lo que hago. Inspirar y percibir que vivo y que éste es un momento único que no se repetirá.
Esto también lo han de experimentar los pacientes. En ocasiones, en la vorágine de pruebas, tratamientos y diagnósticos variados, viven más en el futuro que en el presente. En un futuro incierto en ocasiones. Dicha incertidumbre es origen de temores y angustia. Y se pierde de vista lo precioso, lo valioso del instante presente.
Es mi misión como persona, y también como médico, transmitir ésto a mis pacientes: la belleza del presente, aunque no siempre sea un presente agradable. Pero es lo que tengo.
Ni pasado ni futuro nos pertenecen.
Sólo somos dueños del escurridizo presente.

LOS SECRETOS DE UN AMOR PROFUNDO, TIERNO Y DURADERO


LOS SECRETOS DE UN AMOR PROFUNDO, TIERNO Y DURADERO  1. Busca siempre el segundo lugar 

         “Poner al otro por encima de uno mismo”. Muchos de los matrimonios que se rompen lo hacen por no vivir esta sencilla máxima. El egoísmo no funciona en un matrimonio. A menudo las parejas son más egoístas entre sí que con sus amigos. Se preocupan por estar al tanto de los éxitos y acontecimientos en la vida de sus amigos, por buscar áreas de interés común, y ceder para evitar romper una amistad. Y sin embargo, no ponen la misma energía cuando se trata de la relación con su esposo/a. 

         Los mejores matrimonios son aquellos en los que rige el principio de dar en lugar de recibir, donde los esposos colocan las necesidades, aspiraciones, esperanzas y sueños de su pareja por delante de los propios. 

         Si uno de los dos pone en práctica este principio con constancia, es altamente probable que el otro responda de manera recíproca y espontánea con el mismo amor, cariño, entrega y consideración.
Buscar la felicidad del cónyuge en los comentarios
2. Sé generoso en tus halagos 

         Al menos una vez al día, busca algo positivo que decir a tu esposo/a. Siempre puedes encontrar en la otra persona algo que sea noble, correcto, puro, amable, admirable, excelente o digno de ser alabado. Piensa en estas cosas, pon atención a lo largo del día. Para asegurar un amor para toda la vida, debes ser el “fan número uno” de tu esposo/a.

         Samuel Johnson escribió en el s. XVIII: “El aplauso de un solo ser humano tiene grandes consecuencias en la vida de una persona”. El famoso psicólogo John Gottman, que estudió a 2.000 matrimonios, afirma que por cada comentario o acción negativa se precisan al menos cinco positivas que las puedan contrarrestar, para que el amor de la pareja se mantenga fresco. Gottman recomienda todos los piropos, sonrisas y manifestaciones de ternura posibles, al tiempo que advierte contra la crítica, el rencor y las actitudes defensivas.

         Así pues, halaga a tu esposo/a por todo aquello que es admirable en él/ella. Si es honrado/a, dile cuánto te agrada que lo sea; si es fiel, explícale lo maravilloso que es poder contar siempre con él/ella; si es dependiente o inseguro/a, dile lo bien que te sientes pudiendo apoyarle y sintiendo cuánto cuenta tu opinión; y si está muy seguro/a de sí mismo/a, puedes expresar la seguridad que esa virtud te aporta también a ti.
La unión hace la fuerza
3. En tiempos de crisis, sed uno solo

         Nada une más a unos esposos que permanecer unidos en tiempos de crisis. El psicólogo Paul Pearsall, autor de “Laws of Lasting Love” describe cómo la fortaleza de su esposa, siempre a su lado durante el tiempo en que se enfrentó a un terrible cáncer, le ayudó a superar los fatalistas pronósticos de sus doctores. Pearsall relata cómo su mujer le agarró con fuerza y le llevó de un médico a otro hasta que dieron con uno que pudo salvar su vida: “éramos uno solo; nos movíamos a un tiempo, con la esperanza de encontrar un doctor que no confundiera el diagnóstico con un veredicto. Nunca habría podido caminar a mi curación por mí mismo”.

         Otro caso muy conocido es el del actor Christopher Reeves. Una caída mientras cabalgaba produjo al protagonista de “Superman” una paraplejia irreversible. El libro escrito por su esposa, “Still Me”, ha batido records de ventas narrando cómo su matrimonio alcanzó plenitud a partir de ese momento. La fortaleza de esta mujer y su apoyo incondicional sostienen la voluntad de su marido por seguir viviendo. Y ambos han sido capaces de encontrar la felicidad permaneciendo unidos ante las dificultades más terribles.
Compartir materialmente el tiempo
4. Pasar mucho tiempo juntos 

         Es un mito que las parejas felices tienen vidas, intereses y actividades independientes. Para escribir su libro “Lucky in Love: The Secrets of Happy Couples and How Their Marriages Thrive”, la psicóloga Catherine Johnson entrevistó matrimonios de todos los Estados Unidos que llevan casados entre 7 y 55 años. Más de la mitad describieron su matrimonio como “muy feliz”. 

         Johnson se dio cuenta de que una característica común a todas las parejas felices era que pasaban bastante tiempo juntos, a pesar de no compartir los mismos intereses. En su opinión, la idea de que “es esencial mantener identidades separadas” es errónea. Estas parejas supieron encontrar una “identidad compartida”. A lo largo del tiempo, habían dejado de sentirse “individuos” y se sentían “casados” en lo más profundo de su corazón. Si este proceso no se da, el matrimonio tendrá problemas.
Siempre hay un aspecto positivo
5. Cree siempre lo mejor, y no lo peor, de tu esposo/a 

         Seguramente habrán oído en alguna celebración religiosa del matrimonio, la famosa lectura que termina con la frase: “El amor todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”. 

         Éstas son las pautas para creer siempre lo mejor del otro. 

         Lamentablemente, muchas parejas despojan a su relación de toda alegría, esperanza y amor, simplemente porque olvidan los aspectos positivos de su pareja y ven sólo lo negativo. Y esto tiene terribles consecuencias en el matrimonio. 

         El escritor John Powell indica acertadamente: “Son las actitudes las que hacen que una misma experiencia sea agradable o dolorosa”. En el matrimonio también sucede así: es necesario mantener una actitud positiva hacia la pareja, educando los ojos y la mente para encontrar lo positivo que tiene incluso el rasgo que menos agradable nos resulta:

  • Si crees que tu esposa es “chismosa”, dale a ese rasgo la característica de una cualidad: es sociable, abierta y expresiva, y sus comentarios nunca son hirientes.
  • Si sientes que tu esposo habla demasiado, trata de ver que podría ser introvertido, huraño y difícil de trato. Y de esta manera, siempre sabes cómo piensa y se siente.
  • Si crees que tu pareja es demasiado “seria y aburrida”, trata de agradecer que siempre dará a las cosas el peso y la importancia que merecen, que ponderará lo que dice y hace, evitando malos entendidos y discusiones impulsivas. 
  • Si te parece que el otro es “demasiado débil y no sabe decir que no”, valora su buen carácter, su amabilidad, su capacidad de comprender y ayudar a los demás.
  • En lugar de calificar a tu esposo como “demasiado estricto”, seguro que puedes describirlo también como disciplinado, maduro, reflexivo y fiel a sus principios.
  • Además de “excesivamente extrovertida”, es muy probable que tu mujer sea a la vez vitalista, positiva, entusiasta y alegre.
No perder ocasión de expresar el amor
6. Expresa tu amor frecuentemente y con creatividad 

         “Hola, cariño. Sólo te escribo esta notita para que sepas cuánto te quiero y te echo de menos. ¡Date prisa en volver junto a mí!”. 

         Jennifer sonríe cada vez que lee ese papelito doblado que ha guardado durante meses en su bolso. Durante sus siete años de matrimonio, se ha visto obligada a viajar mucho por su trabajo en una empresa consultora. Cuando llega a un hotel, se siente sola y desanimada. Pero William lo sabe y ha logrado suavizar esos sentimientos mostrándole su amor de mil maneras distintas. Ella sonríe y se ilumina su expresión cuando recuerda los divertidos detalles de su marido: cartas escondidas en su maleta, postales, poesías, regalitos, fotos y hasta galletas, su chocolate favorito o unos caramelos... “Me siento como en casa cuando descubro sus detalles: todo me recuerda cuánto me ama, y me ayuda a seguir adelante a pesar de echarle tanto de menos”. 

         Piensa tú también en qué forma especial e inesperada puedes sorprender a tu esposo/a, recordándole que es lo más importante de tu vida.
Decidir que es lo prioritario
7. Haz de vuestro matrimonio tu prioridad         La psicóloga Judith Wallerstein, en un estudio sobre 50 matrimonios felices, destaca que todos ellos declararon que construir un matrimonio sólido y duradero había sido el compromiso más importante de toda su vida de adultos. Es un gran consejo para asegurar un amor para toda la vida.
    
DECÁLOGO DEL MATRIMONIO FELIZ 
1. Nunca estéis enfadados los dos a la vez. 2. No os gritéis jamás, a no ser que la casa se incendie. 3. Si uno de los dos debe ganar una discusión, deja que sea el otro. 4. Si tienes que criticar, hazlo con amor y delicadeza. 5. Nunca menciones errores del pasado. 6. Olvídate del mundo entero antes que de tu pareja. 7. Nunca os vayáis a dormir sin haber hecho las paces por una discusión. 8. Al menos una vez al día, hazle un comentario amable o ten un gesto de amor. 9. Cuando te hayas equivocado, admítelo y pide perdón. Si se equivoca, perdónale. 10. Se necesitan dos para una pelea, y quien no tiene la razón es normalmente el que más habla

Aprovecha lo que tienes

Cuánto tienes a tu alcance para hacer algo no es ni por asomo tan importante como lo que decidas hacer con ello. Muchísima gente que se volv...